Programas de bienestar organizacional creados por y para las personas

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Es cierto que los programas de bienestar organizacional son beneficios para las personas, pero también es cierto que estos no se diseñan con las personas que serán beneficiadas, aunque se tienen en cuenta a través del análisis de sus necesidades.


Esta forma de crear beneficios se parece mucho a la manera en que se crea un producto, ya que se piensa en el usuario y lo que necesita, pero este no es parte de la conversación, por lo que hay una visión de “user experience” y no se considera el “people experiencie”.


Las tendencias pandémicas han llevado a ponerse mucho más en el lugar de los colaboradores a la hora pensar en beneficios, lo que ha abierto una puerta a pensar que las personas podrían ser parte de esta conversación y con ello podrían alcanzarse las metas internas de forma más segura. 


La pandemia ha dejado un penoso escenario en relación a la salud mental, estrés y cansancio de los trabajadores, lo que significa un alto costo laboral. Licencias médicas por enfermedades físicas o mentales, una baja productividad o un alto nivel de errores que perjudican a la organización son hoy temas recurrentes. 


En MAGO leímos un interesante libro de Liz Wiseman, llamado “Multiplicadores, cómo potenciar la inteligencia de tu equipo” y rescatamos algunos puntos que se alinean con los temas antes mencionados. El libro pone particular atención en que la mitad de las ideas, conocimientos e innovaciones de los colaboradores no se tienen en cuenta o se comparten con el resto, lo que significa una gran pérdida de información valiosa para la organización. Para poder contar con líderes internos, impulsan la escucha directa a las personas y que sean parte de procesos como el de los beneficios, para que estos sientan que son agentes de cambio y dueños de las iniciativas estratégicas de su lugar de trabajo. Finalmente, la autora asegura que al tener procesos más “multiplicadores”, las empresas reciben un 95% del potencial de sus equipos, mientras que la forma “reduccionista” sólo alcanza un 48% del potencial. 


Si nos enfocamos en la gestión de personas, podemos ver que vivimos un momento histórico, de alta complejidad e incertidumbre. Por lo mismo es necesario que se genere una comunicación eficaz, directa y fluida con las personas. Crear espacios donde se permita tener flexibilidad y una escucha activa, lograrán una gestión humana más transparente que el trabajador valorará y le entregará beneficios que estén alineados a sus reales necesidades, generando una revolución sostenible del trabajo.

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